¿Y qué si todo es mentira?, ¿acaso existe el tiempo?, ¿Qué es la verdad?, ¿Realmente es necesaria “La verdad”?, y si es necesaria: ¿Qué es la verdad?, ¿Existen realmente los Dioses?, ¿Cuáles?; lo único cierto es que vivimos tiempos de ruptura, donde “Cambio” es nuestro nombre y “Disrrupción” nuestro apellido. Pareciese que estamos viviendo la “Era del prejuicio”, donde la influencia crea patrones -de comportamiento y opinión- en su mayoría absurdos, hasta el extremo de crear nuevas “deidades”, #CyberDeidades. ¿Realmente importan los likes?, y después de tenerlos, de convertirte en un “Dios”: ¿Qué haces con esa feligresía?.
Reza el saber popular que: “una mentira dicha mil veces se convierte en verdad”; solo imaginen entonces, lo que puede suceder con una mentira que se repite -en video- en loop, millones de veces y por tiempo indefinido, en diversos idiomas y propagada por otras entidades y algoritmos de forma exponencial a la enésima potencia; eso somos, en eso nos hemos convertido, en consumidores de “realidades” que son tan planas y tan poco creíbles, que posiblemente sea cierto todo aquello de “las realidades alternas”; viéndolo de ese modo, ¿Qué hay de los “multiversos”?. Todo es en extremo complejo si buscas entenderlo; al día de hoy, Verne no sería considerado más que “un bebé”, y no olvidemos que por cosas que hoy hace un dispositivo cualquiera -muchas veces más “inteligente” que su dueño-, quemaron a cientos de personas en plazas públicas hace apenas un par de siglos y en el mundo precolombino, sacrificaron y sacaron los corazones de los pechos de otros tantos. Consumimos y nos sugestionamos tanto con la viralidad, que eventualmente como individuos, pasamos a ser “el meme” de un sistema más grande que se “burla” de nosotros. Cada vez, resulta más probable que esta “realidad”, la que creemos nuestra, no sea más que una de las cientos de miles de combinaciones posibles que en este momento alguien está cambiando, o que quizás alguien ya cambió o esta por cambiar, quizás sea cierto: “el tiempo es relativo”, y no solo relativo sino infinito, así como ese loop que sigue propagando y expandiendo ese “monstruo” al que ya no sabemos ni siquiera que nombre darle. Probablemente sea cierto, y el tiempo “no es lineal”, quizás la muy nombrada “línea de tiempo” no sea tal cosa, sino una compleja estructura de “n” dimensiones y solo no hemos encontrado la forma de movernos en ella; incluso hoy, hay quienes se preguntan si realmente tu pasado influencia tu futuro, o es tu futuro el que realmente ha influenciado tu pasado; en caso de ser así, ¿qué ocurre con el tiempo realmente?, ¿acaso “viajar en el tiempo” es una utopía más?, ¿es probable?, más que probable: ¿es posible?.
Solo puedo decir una cosa, esta vez, Nietzsche tenía razón: “Si miras mucho tiempo dentro del abismo, el abismo también mira dentro de ti”; aunque creo que se queda corto, pues el abismo no solo mira, también te influencia, te maneja y conduce tu destino. Es por eso, que desde siempre, la humanidad ha “fabricado” objetos que le ayuden en su “cruzada” de “comprender”, “determinar” y “medir” la “realidad”; este, mi tarot, no es más que otro producto de esa enorme cadena de ensayos y errores con tal propósito, construido ademas, por nosotros, quienes posiblemente también nos encontramos en el proceso de fabricar otras realidades…
Ricardo Arispe.
Obra realizada para el Salón XXIII de Jóvenes con FIA 2019, en calidad de Artista Invitado.
Cartas: 79 cartas (78 Tarot completo, 1 QR concepto y video).
Acabado: Impresión de alta calidad sobre Matte 300, laminado brillante por ambas caras.
Medidas: 10cm x 7cm (cada carta); 12cm x 9cm x 5cm (Mazo completo + caja).
Caja: Caja forrada en tela, rotulada en laser.
Tarotista: Luis Bond.