“Esta situación nos hará mejores seres humanos”.
Anónimo.
La aldea global es en extremo compleja, es una especie de “macrorganismo mutante” que va cambiando en función a la cantidad de días de cuarentena que se vayan contabilizando; claro está, siempre a la moda. Hoy a “ya no sé cuantos” días de “pandemia”, quedaron atrás los aplausos al personal médico, la ayuda desinteresada entre vecinos y hasta disturbios hemos presenciado en contra de quienes hoy tienen la osadía de hacer música desde su balcón para hacer “más llevadera” la realidad de sus vecinos.
El panorama actual no es muy alentador, y todo parece apuntar en la dirección contraria a aquella que pronosticaban los eternos optimistas por allá en los primeros días: “La pandemia no nos hará mejores seres humanos”, decían; por el contrario, de alguna manera u otra está haciendo florecer nuestros más oscuros demonios, ¿la razón?: somos una sociedad que no se caracteriza por guiarse en función de la filantropía, sino por ser “trendy”.
Somos la “sociedad instantánea”, una que cree que un par de likes te hacen poseedor de acreditaciones para opinar sobre cualquier cosa, y no solo eso, además se cree dueña de la verdad absoluta. El mundo se redujo a unos cuantos centímetros cuadrados de pantalla, una pantalla que además de soportarlo todo, da la falsa sensación de que “todo funciona”. En apenas unas semanas -un par de días en algunos casos- pasamos de ser mortales comunes y corrientes, a atletas fitness de alta competencia, cocineros de alta gamma, músicos destacados, maestros laureados, presentadores prestigiosos y algunos casos hasta médicos y psicólogos, todos estos títulos otorgados por “la universidad de la vida” y sin vivirla. Y es que no es para menos, vivimos tiempos difíciles -no solo por la “pandemia”-, “accidentes” inexplicables, disturbios y reacciones por cualquier cantidad de asuntos, gobiernos aceptando la presencia de objetos voladores no identificados, la presión de tener que hacer todo en línea sin estar preparados siquiera para enviar un email y hasta la publicidad se ha unido a la polémica; todo esto ha generado el caldo de cultivo perfecto para la proliferación de cualquier reacción, menos la paz mental.
Lo cierto es que nuevamente la realidad supera a la ficción y todo pareciese ser parte de un plan orquestado en función a los intereses de alguien más, las teorías de conspiración no alcanzan, disertar se ha convertido en un verdadero problema, pues tienes tirar y recoger las palabras en diferentes direcciones varias veces, pues sencillamente con cada día que pasa es mas complejo analizar los hechos y ni hablar de entender todo el panorama.
“Esta situación nos hará mejores seres humanos”, decían, aunque realmente ya no puedo ni entender en qué contexto.